...
Ni poesía ni nada. Algo de alcohol, como siempre. Pero eso soy yo. No cambio, me exacerbo. Y no lo ven. Vaya uno a saber por qué. Quizás es la falta de anteojos para el alma. De todos modos, no es mi alma. Es otra cosa. Ya veré. Nada.
Y nado. Hoy me vi nadar. Nadar en esa lluvia que moja tus manos y las mías. Y las calles.
Pero dicen que quedarse corto está tan mal como pasarse de largo. Y quiero volver a ese lugar donde me extraña una botella. No por besarla es que vuelvo. Porque no es besarla lo que quiero. Nadie necesita realmente besar una botella. Lo que quieren esos es besar sus egos con olor a perfume nuevo. A hierbas de gin y de whisky. Y a tintos de uvas oscuras. Perfumes de flores amargas es lo que buscan. Buscan que les arda algo bien adentro. Buscan creer que crecen. Buscan verse gigantes en ese espejo que solo se ve bien para uno.
¿Siempre llora uno por dentro?
Si. Las lágrimas son solo un desecho. Una limpieza. Una lluvia porteña.
Y nado. Hoy me vi nadar. Nadar en esa lluvia que moja tus manos y las mías. Y las calles.
Pero dicen que quedarse corto está tan mal como pasarse de largo. Y quiero volver a ese lugar donde me extraña una botella. No por besarla es que vuelvo. Porque no es besarla lo que quiero. Nadie necesita realmente besar una botella. Lo que quieren esos es besar sus egos con olor a perfume nuevo. A hierbas de gin y de whisky. Y a tintos de uvas oscuras. Perfumes de flores amargas es lo que buscan. Buscan que les arda algo bien adentro. Buscan creer que crecen. Buscan verse gigantes en ese espejo que solo se ve bien para uno.
¿Siempre llora uno por dentro?
Si. Las lágrimas son solo un desecho. Una limpieza. Una lluvia porteña.
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