Carta
Luego de terminar con el mismo tema con el que me desperté después de haberme pasado de la parada en la cual debería haber terminado el viaje en ese mi 168, me pongo a escribir acá.
Y ya ni me pregunto si fuiste indiscreta con esto que te permití. Pero yo fui el indiscreto si alguien lo fue. Así que ni perdones ni nada. Here she comes. Bye bye baby. Nada puede ser tan complicado. Y ni siquiera siendo un espejo de cosas que -vaya uno a saber por qué- no me sonríen, pero ni queriendo lo hacen, puedo mostrar que veo cuando para vos está oscuro. Porque creer en mi percepción no te hace grande, y ni mi razón ni mis razones pueden hacer de tu incredulidad algo válido.
Soy yo y no elijo, aún equivocado de lugar -yo nunca me equivoco de corazón- puedo ver lo veraz que es no errar.
Y no es que no erro y me apoyan allí. Es que erro y soy perdonado porque mi alma es así. Porque mi alma es lo que soy. Porque un molde y un mecanismo es mi ser. Y ni moldes ni mecanismos creés.
¿Ves entonces que no mentiré de ese modo en tu cara?¿Qué es esto que me hace ver transparente pero no hermoso?
Pero no es llorar lo que quiero. No se llorar en letras. Dicen que hay que ver para creer. Y que hay que comprender para abrazar. No dicen. Digo.
Parece que esta carta no se acaba. Y es que el fondo negro da para todo. Da para nunca terminar con esto que no agota mi palabaras. Inútiles siempre. Y siempre exageradamente informativas. Pero si. Es una carta en fin. Y sí: además es para vos. Porque hoy me pasé y no te podés escapar. Porque no temo que vuelvas. Y porque no se si me quiero escapar.
Te saludo.
Y ya ni me pregunto si fuiste indiscreta con esto que te permití. Pero yo fui el indiscreto si alguien lo fue. Así que ni perdones ni nada. Here she comes. Bye bye baby. Nada puede ser tan complicado. Y ni siquiera siendo un espejo de cosas que -vaya uno a saber por qué- no me sonríen, pero ni queriendo lo hacen, puedo mostrar que veo cuando para vos está oscuro. Porque creer en mi percepción no te hace grande, y ni mi razón ni mis razones pueden hacer de tu incredulidad algo válido.
Soy yo y no elijo, aún equivocado de lugar -yo nunca me equivoco de corazón- puedo ver lo veraz que es no errar.
Y no es que no erro y me apoyan allí. Es que erro y soy perdonado porque mi alma es así. Porque mi alma es lo que soy. Porque un molde y un mecanismo es mi ser. Y ni moldes ni mecanismos creés.
¿Ves entonces que no mentiré de ese modo en tu cara?¿Qué es esto que me hace ver transparente pero no hermoso?
Pero no es llorar lo que quiero. No se llorar en letras. Dicen que hay que ver para creer. Y que hay que comprender para abrazar. No dicen. Digo.
Parece que esta carta no se acaba. Y es que el fondo negro da para todo. Da para nunca terminar con esto que no agota mi palabaras. Inútiles siempre. Y siempre exageradamente informativas. Pero si. Es una carta en fin. Y sí: además es para vos. Porque hoy me pasé y no te podés escapar. Porque no temo que vuelvas. Y porque no se si me quiero escapar.
Te saludo.
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